¿Está de moda ser gilipollas?

Los ofendiditos

Se está imponiendo socialmente, unos patrones de comportamiento y tendencias aceptadas por muchos, que rayan en lo absurdo, cuando no, ridículo. Ha nacido una nueva clase social: Los ofendiditos, ante las cuales cabe preguntarse: ¿Está de moda ser gilipollas?

Estos ofendiditos, tomando como argumento la tolerancia, respeto a la diversidad, y desmedido afán por lo que ellos entienden como igualdad, han convertido la Democracia de ser la "voluntad de la mayoría" a la "tiranía de la minoría". Eso sí, todos muy envueltos en la imagen de igualdad y tolerancia... por Dios, ¡qué cansinos! 

Hay que tener un cuidado exquisito para no ofender a nadie: Ecologismo, lenguaje de género, creencias religiosas, cultura, religión, tendencias sexuales, educación, etc, se han convertido en motivos para que la nueva clase social,  de tan sensible piel, no se sienta ofendidita; cualquier cosa es susceptible de queja.

Son precisamente estos ofendiditos, los que sienten preocupación por los pedos de las vacas, por cataclismos inminentes por el calentamiento global, el veganismo como religión, en fin, con una sensibilidad exacerbada y selectiva, y los que acostumbran a elevar el tono de protesta cuando forman parte del colectivo de padres de alumnos: No vaya a ser que sus nenes, terminen psicológicamente inestables debido a que no se les satisfaga todas sus demandas emocionales: vayamos viendo:

Ecologismo: No conozco a nadie que le guste ver el mar lleno de plásticos y basura. Es evidente que tenemos que evitar que esto pase, reciclar y cuidar en general el medio ambiente. Hasta aquí creo que todos estamos de acuerdo.

Sin embargo, está cada vez más de moda, hacerse un ultra ecologista, hasta llegar al esperpento. Lo de la niña Greta Thunberg, parece la protagonista de El exorcista. Está muy bien que se quiera defender al planeta, pero de ahí a decirle al presidente de USA “tú me has robado mi infancia” por la contaminación generada por este país, es de necesitar un poquito de lexatin.

Claro que se le puede y debe llamar la atención a los USA por no respetar los acuerdos internacionales al respecto, e imponer que se involucre más a resolver este asunto.

Pero de ahí, a dar por bueno y aplaudir que Donald Trump le ha robado la infancia a una niña, parece paranoico. Pero esta niña, al fin y al cabo no deja de ser víctima de haber sido devorada por su personaje. Lo verdaderamente sorprendente es, ver a miles de personas, recibiéndola como si fuera una especia de nuevo mesías planetario.

Los pedos de las vacas: Sí, has leído bien. Ahora resulta que las vacas emiten un total de 100 millones de toneladas de metano a la atmosfera, debido a sus excesivas flatulencias. Por lo visto, esto es un problema. Las vacas llevan ya unos cuantos milenios entre nosotros, y siempre se han tirado pedos. sin embargo, parece ser que, ahora, justo en el estado social en el que nos encontramos, es cuando resultan ser peligrosas por sus pedos. ¿Qué, cómo te has quedado?

Los nuevos papás y el colegio: éstos, están tratando a sus niños como porcelanas chinas en mitad de un salón, a las que no se les puede llamar la atención, no se les puede corregir con rotundidad, no se les puede casi ni mirar con desaprobación, porque, ”podría afectar a su desarrollo como persona o causar algún tipo de trastorno cognitivo”.

Lejos del respeto que se tenía hace unos años a la figura del profesor, en la actualidad, los padres, no permiten la menor intromisión en la vida del alumno por parte del profesor. Con ello, solo se está consiguiendo que no respetan la autoridad, ni el esfuerzo. Incluso suspender a un alumno que se haya pasado todo el curso, silbando y mirando la luna, un padre, pedirá una tutoría para pedir explicaciones de por qué han suspendido a su niño.

Animalismo: Los animalistas se han radicalizado de tal forma, que los quieren equiparar en tratamiento y derechos a un ser humano, cayendo con demasiada frecuencia en el absurdo. Está bien tener amor por los animales. No conozco a nadie que disfrute del sufrimiento de un animal, pero de ahí a humanizarlos hasta el delirio, parece grotesco. El caso de los huevos y las veganas, resulta cómico. Cualquier día de estos los vamos a ver solicitando audiencia al Papa para que afirme que también tiene alma.

*En este asunto, mención aparte, tienen los anti-taurinos. Entendemos que esta gente se ha radicalizado de tal forma, que no les vamos a dedicar atención en esta ocasión.

 

Derechos de la mujer: sé que es un tema delicado y demasiado politizado. Pero hay aspectos de este asunto, que se antojan absurdas.

Todos defendemos los derechos de la mujer y condenamos cualquier tipo de violencia sobre una mujer (ojo, como sobre un hombre). Es curioso, seguro que más de un lector/a, se habrá sorprendido de haber equiparado mujer a hombre, lo cual evidencia que algo no encaja.

Sin embargo, tal como están las cosas, se presupone la culpabilidad de un hombre, por el mero hecho de ser hombre, lo cual, no deja de ser otra forma de discriminación. 

Atendiendo a las tendencias sociales actuales, si cambiáramos la palabra mujer por “persona de color blanca” y hombre por “persona de color negro”, en cualquier juicio donde se dirimieran los intereses de una mujer frente a los de un hombre, esto parecería Alabama en 1950.

Otra derivada con respecto al mundo feminista que no entendemos es: ¿Por qué desde el mundo feminista se dice qué trabajos puede desempeñar una mujer y cuáles no?

Jamás entenderé la animadversión de las feministas hacia el mundo de la belleza. Si una mujer quiere ser modelo, una feminista entenderá que, una mujer mayor de edad, madura y con posibilidades de ser modelo, no tiene capacidad cognitiva para darse cuenta de la explotación a la que va a ser sometida.

Es entonces, cuando la feminista, en su labor social, le indica a la mujer, qué es lo que debe hacer profesionalmente con su vida.

Argumentará que “es un trabajo que cosifica a la mujer”. Lógicamente, una feminista es quien decide qué trabajos y cuáles no, denigran a la mujer. A saber porqué ya no hay paragüeras en la F1.

Lo que no entienden las feministas radicales es que, la mayoría de las niñas, sueñan con ser princesitas algún día, no camioneros.

Sociedad Hipersensible: Parece que todo el mundo tiene la piel demasiado sensible. Hay que tener especial cuidado con cualquier cosa de la que se opine, porque, con toda seguridad, algún colectivo se ofenda.

Hay una serie de normas de comportamiento, respeto y educación que son universales.

Sin embargo, ahora resulta que un crucifijo, un belén en la calle o tener la educación de dejar pasar primero a una mujer, son motivo de ofensa.

A este paso, los humoristas ya no van a saber sobre qué hacer humor, porque algún colectivo se molestará.

Y hablando de exceso de sensibilidad, siempre me ha sorprendido, lo compresiva que es la izquierda sociológica  con el mundo musulmán. Te imponen que aceptes sus costumbres y religión, y sin embargo, no hacen lo mismo con otras religiones, en especial la judía… ah, claro, ahora caigo!, es que los palestinos son los buenos y los israelíes los malos; es la moda en la izquierda.

En demasiadas ocasiones, este exceso de sensibilidad, lo que de verdad esconde, es un radicalismo de postulados.

Las procesiones alternativas en Semana Santa, no dejan de ser una ofensa hacia todos los católicos, pero como simpatizan con el ideario social-comunista, es libertad de expresión.

Es curioso que, a todos estos colectivos tan comprensivos con las ofensas hacia el mundo católico, escondiéndolo bajo el manto de la libertad de expresión, se cuidan mucho de no ofender a la cultura ni iconos del islam.

Libertad de expresión: amparándose en la libertad de expresión, se sirven algunos colectivos para ofender a otros muchos. Cualquier manifestación que defienda unos determinados intereses, será libertad de expresión, si no, lo venderán como radicalismo contra su causa.

Ejemplos:

El más sangrante es, abuchear al escuchar el Himno Nacional. En cualquier país de nuestro entorno, no solo sería impensable, sino que, constitutivo de ofensa, cuando no, de delito.

Sin embargo, a la izquierda le parece bien, y los supremacistas indepes, se descojonan de la candidez democrática que padecemos. Ya que si se toman medidas…. ¡Se habrán ofendido sensibilidades! ¡Con dos cojones!

Otro ejemplo de manipulación sobre lo que la libertad de expresión es, la tenemos con la actitud que el F.C. Barcelona tiene con respecto a manifestarse o no en su campo.

Si son manifestaciones pro-independentistas, se abrazan a la libertad de expresión, comentando que el Camp Nou es, lo que ellos llaman un “foro de libertad”.

Ahora bien, si vas al Camp Nou con una bandera de España, es una provocación y te invitan a que abandones el campo o a que guardes tu bandera. Que el Barça quiera apoyar al independentismo, está en su derecho. En lo que no está ya en su derecho, es de predicar la libertad de expresión, ... solo si te expresas en los términos que a ellos les gusta, y eso, amigos culés, no es libertad de expresión, es propaganda.

Por último, el uso del lenguaje: Con la supuesta intención de evitar el sexismo, se está retorciendo de tal forma el uso al lenguaje, que se está poniendo a prueba en muchas ocasiones, los niveles de idiocia de quien lo hace:

¿Miembros y miembras? ¿portavoz y portavoza? ¿está de moda ser gilipollas?

En cuanto respecta al correcto uso del lenguaje, os recomiendo leer el artículo de ANGELES MASTRETTA. Es ilustrativo.

Pues hasta aquí el artículo.

Como es seguro que a alguna sensibilidad habré molestado, simplemente decirnos, que este artículo, no deja de ser un modesto alegato al sentido común.

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